jueves, 14 de mayo de 2009


La erupción de 1982 del volcán Chichonal, Chiapas, México

En 1982 el volcán Chichonal o Chochón, localizado en el sureste de México, registró una serie de erupciones violentas que causaron el desastre de tipo volcánico más grande de México en tiempos históricos.
En diciembre y enero de 1982 comenzó una serie de temblores que se hacían cada vez más notables, al grado se causar la preocupación de los habitantes de las comunidades cercanas al volcán y quienes solicitaron informes acerca de esta actividad en llamadas telefónicas al Servicio Sismológico Nacional de la ciudad de México. Los habitantes de los poblados vecinos al volcán se encontraban alrmados, al punto de sostener reuniones espontáneas y enviar menzajeros con informe de la actividad a las autoridades civiles de los gobiernos estatal y municipal. los días siguientes, algunos de los habitantes de los poblados aledaños se alejaron hacia lugares más distantes.
El 28 de marzo la actividad sísmica se reinició a las 4:38 y continuó hasta las 5:30, cuando comenzó la primera erupción.
La erupción produjo un cráter de 150 a 180 m de diámetro, destruyó cerca de una cuarta parte del domo central y produjo una columna pliniana con una altura estimada de 20km.
el pánico se extendió por toda la región, los habitantes de los poblados cercanos los abandonaron precipitadamente y en completo desconcierto. En los caceríos más cercanos al volcán, la caída de fragmentos de mayor tamaño causó algunas muertes e impidió la huida. Gran alarma y desconcierto se produjeron aún en ciudades más lejanas, como Pichucalco, Ostuacán e Ixtacomitán. La gente se dirigió hacia diferentes lugares por los caminos que les permitían alejarse del volcán bajo una constante lluvia de cenizas, pómez y fragmentos líticos. No pocos resultaron lesionados por la caída de algunos de estos productos de la erupción. al día siguiente, la emisión de material había cesado pero una gruesa capa de cenizas cubría la superficie y la luz del sol difusa por la concentración de polvo: el paisaje era mortecino. A pesar de esto, considerando que lo peor de la actividad había pasado, la evacuación espontánea fue detenida por las autoridades estatales que demandaban calma a la población, y le pedían permanecer en sus localidades mientras le prometían asistencia médica y alimenticia.
Los días que siguieron a esta primera erupción fueron de gran incertidumbre y confusión. La sismicidad continuaba. Esta incertidumbre y ansiedad habrían de llegar violentamente a su fin la noche del 4 de abril, cuando a la 1:30 comenzó la más violenta de las erupciones, seguida pocas horas después por otra de apenas menor intensidad. las dos tremendas erupciones, separadas sólo por algunas horas, volaron completamente el domo central dejando un cráter externo de alrededor de 1 km. Ambas erupciones produjeron columnas plinianas con altura superior a los 20 km, así como derrames y oleadas piroclásticas que barrieron las laderas del volcán, alcanzando distancias de entre 6 y 8 kilómetros.
El área barrida por estos fenómenos resultó completamente allanada y la cubierta vegetal fue allanada de cuajo. Poblados como Francisco León, Guayabal, Volcán, Trinidad, Tanchichal y Juan Bosco, gueron alcanzados por varias oleadas de piroclastos. La primera de ellas debió aniquilar todo tipo de vida en esos lugares y barrer los caseríos; las posterires llegaron como un excesivo refuerzo de la furiosa labor de la primera.
Poblados como Chapultenago y Nicapa, aunque no sufrieron las consecuencias de los derrames y oleadas, padecieron daños graves por la caída de los techos de gran parte de las viviendas por el peso de las cenizas. Esto mismo ocurrió, aunque en menor proporción, en poblados más distantes, como Ixtacomitán, Tectuapán y Pichucalco.
Los derrames azolvaron los cursos de numerosos ríos, particularmente el Magdalena, produciendo una presa natural con un tirante de agua de casi 30 m. El 26 de mayo el embalse cedió formando un lahar, cuya temperatura alcanzó los 90º en Xochimilco, 82º a la altura de Ostuacán donde inundó parte de la población, y 50º en la presa de Peñitas, 35 km aguas abajo del dique natural. En esa presa el lahar elevó repentinamente en 7 metros el nivel normal del río causando la muerte de un trabajador, graves quemaduras a otros cuatro y la destrucción de varias dragas que se utilizaban en el desasolve del río.
Se establecieron campos de damnificados en Reforma, Huimanguillo, Villahermosa, Cárdenas, Pichucalco y Estación Juárez. El ejército evacuó a cerca de 20.000 personas, número que se elevó a alrededor de 40.000 durante los días siguientes.
además de la pérdida de vidas, los daños económicos fueron muy grandes y dejaron en la pobreza extrema a miles de personas.

1 comentario:

  1. A mi me toco ser vecino del volcan,vivia en Tectuapan, Pichucalco, chiapas.
    al leer el articulo me recuerda aquellas ecenas como si hubieran pasado ayer.
    recuerdo haber visto muchos conocidos en los albergues en Pichucalco, Chiapas y Villa Hermosa, Tabasco.
    y esto se presto porque yo era pastor de la iglesia Evangelica Cristiana Espiritual en Tectuapan; municipio de Pichucalco, Chiapas. y tuve la oportunidad de buscar en los albergues a los miembros de la Iglesia, que por fortuna ninguno de ellos sufrieron danos fisicos, solo en el area material.

    Jose Anguel Sanchez Mendez.
    Ministro de la Iglesia Evangelica Cristiana Espiritual.

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